martes, 13 de marzo de 2012

El Lejano Oriente


-China al terminar la guerra. Al producirse la capitulación japonesa, el litoral del Mar Amarillo, así como las ciudades de Pekín y Nankín, estaban todavía en manos niponas.
La región Sudoeste se encontraba controlada por las fuerzas nacionalistas de Chiang Kai-Shek, reconocido internacionalmente como jefe del gobierno chino. Extensos territorios del oeste se hallaban bajo el control del movimiento comunista, dirigido por Mao-Tse-Tung.
-La lucha por el poder. Se planteó una verdadera "carrera" entre nacionalistas y comunistas por el dominio del territorio. Mientras las fuerzas de Chiang Kai-Shek obtuvieron el apoyo norteamericano, las comunistas consiguieron ayuda de los soviéticos establecidos en Manchuria. Las entrevistas celebradas entre Mao-Tse-Tung y Chiang Kai-Shek, con el objeto de formar un gobierno de coalición, terminaron en más violentos.
La ofensiva llevada a cabo por los comunistas obtuvo buen éxito e importantes ciudades fueron cayendo bajo su control. Chiang Kai-Shek, con su ejército derrotado, ocupó la isla de Formosa (con la protección norteamericana) y declaró a Taipet capital de China.
Mao, por su parte, proclamó en Pekín la República Popular China (1 de agosto de 1949). Así, 600 millones de chinos quedaron incorporados a la órbita comunista.
Con la toma del poder por los comunistas, se abrió una nueva etapa en China Popular. Ésta estuvo caracterizada por el cumplimiento de drásticos programas de socialización de la tierra y de la economía, así como de planes de industrialización. La burguesía y los pequeños propietarios fueron eliminados, registrándose un elevado número de ejecuciones. En 1954 se aprobó una Constitución que reorganizó los poderes del Estado.
Uno de los últimos fenómenos de la política china fue la llamada "revolución cultural", que enfrentó a distintas líneas de la conducción del partido e impuso nuevas concepciones doctrinarias.

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