-China al terminar la guerra. Al
producirse la capitulación japonesa, el litoral del Mar Amarillo, así como las
ciudades de Pekín y Nankín, estaban todavía en manos niponas.
La región Sudoeste se encontraba
controlada por las fuerzas nacionalistas de Chiang Kai-Shek, reconocido
internacionalmente como jefe del gobierno chino. Extensos territorios del oeste
se hallaban bajo el control del movimiento comunista, dirigido por
Mao-Tse-Tung.
-La lucha por el poder. Se planteó
una verdadera "carrera" entre nacionalistas y comunistas por el dominio del territorio.
Mientras las fuerzas de Chiang Kai-Shek obtuvieron el apoyo norteamericano, las
comunistas consiguieron ayuda de los soviéticos establecidos en Manchuria. Las entrevistas
celebradas entre Mao-Tse-Tung y Chiang Kai-Shek, con el objeto de formar un
gobierno de coalición, terminaron en más violentos.
La ofensiva llevada a cabo por los
comunistas obtuvo buen éxito e importantes ciudades
fueron cayendo bajo su control. Chiang Kai-Shek, con su ejército derrotado,
ocupó la isla de Formosa (con la protección norteamericana) y declaró a Taipet capital de China.
Mao, por su parte, proclamó en Pekín
la República Popular China (1 de agosto de 1949). Así, 600 millones de chinos
quedaron incorporados a la órbita comunista.
Con la toma del poder por los
comunistas, se abrió una nueva etapa en China Popular. Ésta estuvo caracterizada
por el cumplimiento de drásticos programas de
socialización de
la tierra y
de la economía, así como de planes de industrialización. La burguesía y los
pequeños propietarios fueron eliminados, registrándose un elevado número de
ejecuciones. En 1954 se aprobó una Constitución que reorganizó los poderes del
Estado.
Uno de los últimos fenómenos de la
política china fue la llamada "revolución cultural", que enfrentó a
distintas líneas de la conducción del partido e impuso nuevas concepciones
doctrinarias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario